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CAZA MENOR
El "regalo" de la tarde, esta liebre que me salió en el último potrero.
De todas formas, el potrero cubrió ampliamente las bargo, el broche de oro y sin dudas “enviada por el
expectativas y seguimos por otro de alfalfa en direc- Viejo” me saltó una orejona a la que erré por apuro el
ción al auto, siempre con muchas perdices y ya con la primer disparo, pero que planché con el segundo sin
puntería súper afinada, así que para cuando llegamos mayores problemas, quedando demostrada la tre-
al vehículo una hora y cuarto después de ingresar al menda eficacia del calibre aunque sea considerado
campo, ya estábamos más que hechos, pero bueno, la chico. Sinceramente, no saben lo que se pierden, es
tarde todavía estaba a pleno y la idea era disfrutarla. un calibre exquisito, un arma súper liviana, ni hablar
Moni aprovechó para volar su dron Mavic Air II en un los cartuchos, que cada tanto tengo que tantear los
maizal, mientras yo le daba agua a la perra y me comía bolsillos del chaleco porque parece que no tuviera
dos mandarinas de un saque, y unos minutos después nada, y a la hora de cazar, mientras no haya un viento
decidimos trasladarnos hasta el otro extremo del excesivo, les aseguro que sobra para las perdices y
campo para recorrer un potrerito más y dar por fina- liebres, incluso a distancias tan largas que con un 20
lizada la jornada en lo que a caza refiere. se podrían juzgar de imprudentes o jugadas.
El otro potrero grande que tiene este campo, pre- Con la liebre en el chaleco y una hermosa cogo-
sentaba el mismo estado que el primero, le pasaron tera de perdices, la caza estaba concluida, llegó el
la rastra preparándose para la siembra, así que para momento de compartir unos matecitos mientras
no perder tiempo yendo a otro punto del campo, opté evisceraba las presas y acondicionaba todo para el
por meterme a un potrerito corto que fue rastrojo de regreso a casa. Aunque con el sol aún sobre el ho-
soja, donde abunda la achicoria silvestre, seguido de rizonte, hicimos tiempo de pasar por una de esas
otro pequeño espacio con un alfalfita vieja de las que increíbles panaderías de pueblo a comprar unos biz-
me gustan a mí. Increíblemente, en el primer pedazo y cochos de grasa y unas facturas con dulce de leche
entre las achicorias, Huayra, levantó tres perdices, de como para dejar de sufrir tanto… Realmente una
las que solo una estuvo a tiro, porque estaba tan pe- tarde increíble, junto a mi compañera y teniendo a
lado por partes, que las otras dos se fueron corriendo cada segundo, en cada pisada, en cada disparo y en
y luego volando bastante lejos de la perra y ni hablar cada recarga, el recuerdo imborrable de los tiempos
de quien suscribe. Pero quedaba la alfalfita que habrá compartidos con mi querido Viejo… Pucha, si hasta
tenido, no sé, 80 metros de ancho por 200 de largo, el olor a las mandarinas fue tan hermoso como en mi
claramente, las perdices no faltaron a la cita, sin em- niñez.
82 AGOSTO 2023 Revista El Pato