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sol terminaba de despegarse del

                                                            horizonte, mientras Claudio y Emi-
                                                            liano charlaban lo más panchos, y a

                                                            mí me daba ganas de salir corrien-

                                                            do  para  aprovechar  el  amanecer

                                                            antes que se vayan todos los chan-
                                                            chos a dormir!

                                                            Pero no, tranquilos y casi regulan-

                                                            do, nos fuimos con la camioneta
                                                            de Claudio para el mismo estero

                                                            donde el día anterior habíamos

                                                            perdido el celular, cruzamos el ca-
                                                            nal que separa la zona de pajales

                                                            del estero, por un puente y nos

       hasta ayer en el coto y habían aba- metimos con el vehículo unos cien
       tido nada menos que 11 padrillos  metros (aclaro que hasta la fecha

       en dos noches, y que nos asegura- hacía varios meses que no llovía y

       ban que había muchos chanchos…  la atroz sequía que azotó al litoral

       pero una cosa es que a uno se lo di- argentino había secado todos los
       gan, o que le manden videos y otra  esteros) hasta que tranquilamen-

       cosa, completamente diferente es  te Claudio nos señala una chancha

       vivirlo como lo hicimos nosotros.  con crías y un padrillo gigante que
       Aún así, comprendo si no me creen  la acompañaba, a unos doscientos

       o consideran que mi relato es exa- metros de donde estábamos. Ar-

       gerado, porque a mí me pasó lo  mamos el drone, un Mavick Air II

       mismo, no creía que fuera posible. rápidamente, mientras los chan-
       Apuramos unos buenos mates  chos comenzaban a tomar distan-

       mientras preparábamos los equi- cia, pero finalmente Gastón pudo

       pos, tanto de caza como de filma- localizarlos en la pantalla y hacer
       ción y fotografía, para lo que sería  hermosas tomas durante varios

       un rececho diurno sobre chancho  minutos viendo cómo los animales

       salvaje, viendo de reojo cómo el  se marchaban.



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