Page 99 - ElPato_333
P. 99
Durante uno de nuestros viajes su hijo. Él ya había vivido su aven-
periodísticos al coto Shakawa, en tura africana años atrás, y esta
Sudáfrica, conocimos a Oscar Ca- vez disfrutaría de la cacería de su
bral y su hijo Pablo, que formaban hijo. Inmediatamente lo conside-
parte de uno de los contingentes ramos objeto de una nota para
de aquel año. Las conversaciones esta revista y así lo hicimos al re-
no faltaron y pronto pudimos es- greso.
trechar buena relación, más allá Recuerdo que, en aquel artículo,
de la cordial camaradería. no sólo reflejábamos el orgullo
Al principio nos pareció un dato cruzado (del padre por el hijo ca-
simpático que padre e hijo com- zador, y del hijo por el padre caza-
partieran un safari que, como no dor), sino también sobre el valor
es difícil de imaginar, se trata de de compartir el tiempo, tema que
una cacería muy especial. Pero nos gustaría profundizar… por-
en la primera mateada, Oscar, que no es otra cosa que la vida
nos aclaró que él no viajaba para misma. En fin, dos personas uni-
cazar, sino sólo para acompañar a das por la sangre y la pasión.
www.revistaelpato.com 99