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CAZA MENOR
Hace apenas cuatro décadas, so- EL ÉXODO
braban las perdices en los depar- Pero en la década de 1990 llegó
tamentos del sur santafesino, la sojización y arrasó con todo,
donde abundaban potreros de eliminando los tambos y desman-
engorde y de lechería muy cer- telando los potreros. Muy rápido
ca de Rosario. Totoras era la or- el campo se convirtió en un de-
gullosa Capital de la Leche, y allí sierto verde en verano y suelo
era donde yo más cazaba porque pelado con muy pobres rastrojos
en esa ciudad comencé mi carre- en invierno… y chau perdices.
ra docente, me bastaba con pre- En el resto de la Pampa Húme-
guntar “¿quién me invita a cazar da pasó algo parecido, por lo que
el sábado? y sobraban manos le- hubo que migrar a zonas periféri-
vantadas que aseguraran la bue- cas mucho más alejadas. Fue jus-
na caza. to cuando empecé a salir a cazar
Pero tampoco faltaban buenos con Ariel y su papá Roberto. Con
alfalfales para visitar en Casil- ellos conocí los potreros entre-
da, Clarke, Serodino, Clason, Bi- rrianos. ¡Hacíamos más de 400
gand, Maizales, Andino, Lucio kilómetros para ir a los campos
V. López, Salto Grande… todo a de Las Moscas, cerca de Villa-
menos de 80 kilómetros de casa. guay, en los pagos de Julio!.
84 OCTUBRE 2024 Revista El Pato