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CAZA MENOR
Es la primera vez que voy a ese lu-
gar, me sorprende la inmensa ac-
tividad social que hay, son cientos
de metros de vehículos y familias
pescando de costa o simplemente
tomando unos mates, y el arroyo
está super concurrido de lanchas
que buscan el mejor lugar para pes-
car, aparentemente se está dando
muy bien la variada, sobretodo de
amarillos de buen porte, algún que
otro patí y manduvíes. Me encanta
la pesca, pero mi mente hoy está
enfocada en otro tema, así que no
presto mucha atención a ver si de-
tecto algún pique en las lanchas
que vamos sorteando mientras
LA ISLA: navegamos con rumbo norte.
Poco más de media hora después, Un par de kilómetros aguas arriba
llegamos a la guardería donde Mi- seguimos viendo lanchas pero ya
guel deja su lancha y donde nos es- no tantas y obviamente la costa es
pera Tomi, su sobrino, que también plena isla para donde mires. El cie-
se va a sumar a la cacería. Es un lo es gris y de a ratos se larga una
casco enorme, tipo tracker de 6.20 garúa bien finita. Vamos a navegar
metros así que estamos sobradísi- recorriendo un par de lugares don-
mos de lugar a pesar de todos los de “siempre busca el pato” para
bártulos que uno lleva. Engancha- saber dónde están, ya que el dato
mos la lancha y nos vamos para el es de hace 48 horas y todo puede
balneario que no es otra cosa que cambiar. De pronto, la lancha gira
una gigantesca playa repleta de 90 grados y se mete en un baña-
autos, motos, camionetas y trailers do, enorme, parece no tener fin y
de lanchas que ya navegan. navegamos mientras el calado y la
24 JUNIO 2024 Revista El Pato