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Villa Tulumba.


            En nuestra primera visita a “El Refugio del Jabalí”   Es una zona excelente para cazarlos, sin dudas,
            de Julio Juri, en la pequeña pero preciosa locali-  pero también muy difícil hacerlo, si la técnica es
            dad de Villa Tulumba, en el norte de la provincia de   apostado, ya que, por algún fenómeno que escapa
            Córdoba, nos había enamorado el increíblemente   a mis conocimientos, es un lugar de vientos muy
            bello entorno serrano, donde el jabalí aprovecha   variables, rotando con mucha frecuencia, lo que
            la abundancia de montes bajos y súper cerrados,   implica que el lugar elegido para acechar, pue-
            cercanos a siembras de maíz, para encontrar un   de ser descubierto por nuestra presa, al menor
            verdadero refugio repleto  de opciones  para es-  cambio de dirección del viento. De todas formas,
            conderse y escaparse en el caso de ser acosados.  la misma geografía del lugar, con sierras bien pro-
            Para el que no conoce la zona, son sierras bajas   nunciadas y montes cerradísimos, hacen que sea
            que, a diferencia de lo que vemos en el Valle de Ca-  aún más difícil intentar cazarlos al rececho, salvo
            lamuchita, conserva la flora prístina de las sierras,   en algunos pocos sectores donde el monte se abre
            montes bajos de talas, espinillos, palmas, sauces,   o bien en las costas de los arroyos.
            aguaribay e imponentes algarrobos que se desta-  Y antes de “cazar” me falta hablar de Villa Tulum-
            can por su altura y majestuosidad. Un paisaje rús-  ba, pueblito pequeño, de gente amable, que ha
            tico, que habitualmente presenta varias pequeñas   logrado mantenerse casi  intacto desde  la época
            vertientes y arroyitos de escaso caudal, haciendo   colonial, con sus calles empedradas, sus casas
            un paisaje único. Ni hablar de su fauna, autóctona   con farolas y farolitos, y una arquitectura que se
            de perdices de monte, silbonas, zorros, cardenales,   remonta al nacimiento de nuestra nación, cuando
            siete colores, reina moras, chingolos y un enorme   las huestes del ejército libertador, atravesaban el
            etcétera al que desde hace unas decenas de años,   “camino real” para ir a luchar en la frontera norte
            se les ha sumado el jabalí, que encontró un sitio   contra el imperio español. La verdad, un lugar pre-
            ideal para asentarse y crecer.                   cioso para descansar y recorrer a pie.



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