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CAZA MAYOR
tenía la enorme desventaja del
frío, el apostadero era una tari-
ma, pero el lugar era famoso por
ser mucho más frío que el resto
del campo, y esa noche prometía
ser muy fría… Gastón y Damián
se ubicarían en una de las cabi-
nas que les conté, completamen-
te acolchada, con butacas de
colectivo reclinables (lujo, lujo)
y esperarían en una bebida que
era frecuentada, según los ras-
tros, por un solo animal, un pa-
drillo de los buenos.
Antes que caiga el sol, Pablo me
miso a nuestros anfitriones, pero dejó en mi puesto, a unos 4 me-
éramos 6 los tiradores: (Gastón tros de altura en un enorme cal-
y yo por Santa Fe) los dos herma- dén, con visión 180 grados so-
nos Velázquez y dos amigos, el Sr. bre un pastizal, una laguna y un
López y Ramiro, el “odontólogo”. rascadero a unos 50 o 60 metros
Obviamente y gentilmente nos de mi puesto. El lugar, un sueño
dieron la prioridad a nosotros, realmente, bien natural, lamen-
los foráneos, nos íbamos a apos- tablemente no conservo fotos
tar en el campo y tres de ellos de calidad para mostrárselos,
irían al campo vecino a probar pero estaba buenísimo, el pro-
suerte, mientras Pablo se que- blema era la intemperie y cuan-
daría en el casco por cualquier do empezó a caer la noche el frío
eventualidad. se empezó a sentir bastante.
Yo elegí el apostadero más leja- Alrededor de las 20:40 hs. plena
no, quedaba a unos 5 km. monte noche y luz de luna ya, se escu-
adentro, en un bajo, que prome- chó el ronco bramido de un dis-
tía movimiento de piaras, pero paro (“¡Excelente!... Le entró el
52 JULIO 2024 Revista El Pato