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Es un camino largo, no menos de
trescientos metros, por el borde,
contra el alambrado, hasta llegar
al final del potrerito, pero sé que
ese esfuerzo contra la paciencia
de la perra y de mi hijo, dará sus
frutos apenas nos pegue el viento
de frente… Cacé perdices toda mi
vida, creo que algo he aprendido.
Ya de frente, el frío nos pega fuerte
y nos arranca un lagrimón y algu-
nas gotas en la nariz también, enci-
ma la mía es importante, así que las
gotas son proporcionales. Suelto
la perra que sale como un misil ha-
cia el primer rastro que ya intuyó
cuando estaba atada… cargamos
LA CAZA DE LA PERDIZ: las escopetas, nos separamos pru-
Todo listo para arrancar, la llamo a dentemente y avanzamos en línea,
Lola y le pongo la correa para que ambos con chalecos con destellos
no me levante mal las perdices en naranja flúor para una rápida
cuando no quiero. Como el vien- identificación y ubicación espacial
to es sur, me tengo que ir hasta el (deberían ser de uso obligatorio,
final del potrero y arrancar desde como en los países más desarrolla-
allá, con el viento en contra para dos).
facilitar la tarea de búsqueda de la No sin sorpresa, veo que el vien-
perra con su olfato. to sur empieza a incrementarse,
Hay un rocío tremendo y pronto pero bueno, la caza es así y Lola ya
las botas empiezan a brillar mien- está en muestra a mi derecha, del
tras caminamos entre la alfalfi- lado de Gastón, así que le toca a él
ta con la perra atada que intenta, la aproximación. Lo veo caminar
sin cesar, avanzar en su cuarteo. recto, contracturado, sobrepasa-
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